Presunt
o poemario de artista desconocida para mí hasta la fecha que aterriza en mis manos con título más que sugerente (no digáis que no, que os veo) dispuesto a poner en solfa mi norma de no comentar la jugada lírica que ya elaboré y comuniqué hace muchos años en blogs muy muy lejanos. Ana Elena Pena aglutina todas y cada una de las experiencias del amor y desamor en sus vertientes apasionadas, cotidianas y rarunas en general. Desde el «gracias por venir a echar un polvo, pero hasta luego» pasando por el típico miedo al compromiso hasta el clásico «ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio». En el librito de Ana Elena todo es verso libre. No rima más que su DNI. No existe la métrica, los recursos o las estrofas. Muy muy libre, tan posmodernamente askatu que nos endilga unos cuentos de tres páginas entre poemita y poemita. Prosa poética, dirán, pero narrativa de toda la vida de Dios. Y sin algo parecido a un verso yo no llevo bien la poesía, ya perdonará Ana Elena. Se pone creativa en la presentación con versos blancos sobre fondo negro y viceversa o títulos que funcionan de fondo estampado de un poema. Esfuerzos visuales (que no formales) resultones que animan el cotarro. Gustar, nos han gustado dos o tres poemas con los que nos haríamos camisetas y sin tirar cohetes en el uso del léxico, en general, nos queda la llamada -por mí- «sensación Picasso», quien para deconstruir y abstraer caretos y bombardeos antes dominó con poderío la técnica del dibujo, mientras algunos piensan que pueden aliñar unas señoritas de Aviñón con cuatro brochazos al ver el cuadro por Internet sin haber pasado primero de dibujo básico. Es sólo un pálpito.
Recomendación: a gustosos de «ejercicio de romanticismo sucio» (cito contra).


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