A cualquiera que le pidan escribir un cuentico sobre marcianos suda la gota gorda (y más) para conseguir algo que salga de clichés, orejas trompeteras, y, sobre todo, resulte mínimamente verosímil. Por eso mismo Bradbury es tan grande en estas lides y le pusieron su nombre a un asteroide para celebrarlo. En esta IMPECABLE edición de Tropo (a un nivel Zorro Rojo) tenemos un relato donde el ingrediente ambiental marciano casi, casi queda en segundo plano con la cantidad de temitas que abarca Ray en un puñado de páginas. La dualidad del título ya hace referencia a los dos principales, en mi opinión, identidad y lengua (y podríamos estar unos cuantos años discutiendo, por cierto, la relación entre ambas); y yo añadiría memoria y desarraigo. Un grupo de personas colonizan Marte a causa de una guerra en la Tierra, con el tiempo sufren una metamorfosis paulatina e inquietante («cortazariana» para servidora) que incluye el olvido de sus raíces e identidad. El maravilloso trabajo de ilustración de Óscar Sanmartín añade la atmósfera onírica perfecta para disfrutar del relato sin contemplaciones. No ha podido empezar mejor el 2017. Regalito: primeras páginas: AQUÍ.
Recomendación: a gustosos de relato de ciencia-ficción con enjundia (y pata negra). A fans de libros ilustrados, a seguidores de Bradbury y a deborahdores en general.