Eran morenos y de ojos dorados (o cómo dar un nombre), de Ray Bradbury
A cualquiera que le pidan escribir un cuentico sobre marcianos suda la gota gorda (y más) para conseguir algo que salga de clichés, orejas trompeteras, y, sobre todo, resulte mínimamente verosímil. Por eso mismo Bradbury es tan grande en estas lides y le pusieron su nombre a un asteroide para celebrarlo. En esta IMPECABLE edición […]