Me enfrenté a esta lectura con el prejuicio construido de que se trataba del cuadernito de notas que alguien lleva en el bolsillo para recoger toda aquella pedrada que le brote. Pero en esta vida, ya lo dice mi amiga Nati, no hay nada como leer. El texto está estructurado (personas, objetos, lugares) sobre la espina dorsal de la elegancia involuntaria, natural, de la que Riezu hace apología. Viene muy leída de casa la autora para ofrecernos sus experiencias y reflexiones con las que, por supuesto, no comulgamos al cien por cien. Cierta manía marquista convierte párrafos enteros en catálogos navideños y la nostalgia por las formas de urbanidad perdidas a ratos linda con un «cualquier tiempo pasado fue mejor» del que, habitualmente, huimos. Dicho esto, he disfrutado muchísimo de una lectura que entra en el podio del año y que me aconsejaron hacer de forma fragmentada y ha caído de una tacada.
Recomendación: a gustosas de ensayo ecléctico sobre elegancia y otras 2.000 cosas.
Foto cabecera: epe.es