Esto es un ejemplo de literatura catártica de manual. Michel Rostain perdió a su único hijo, de 21 años, por meningitis, en 2003. El libro recoge esa muerte y posterior duelo. Lo que aporta originalidad al texto es la voz narradora elegida por Rostain, la de su propio hijo. Las letanías de «papá esto, papá lo otro» unidas al sentido del humor y catervas ingentes de cariño hacen que el texto no pueda dejar de leerse, con la fascinación de asomarse al tremendo dolor de un padre y acabar a ratos llorando pero otros con una sonrisa. Sí, he dicho sonrisa. Un librazo en su género.
Recomendación: a gustosos de literatura del duelo.
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