Los fantasmas con los que tiene lidiar Louis son un padre alcohólico, una madre deprimida y el aterrizaje en la adolescencia. Las dos autoras canadienses se meten en semejante jardín con elegancia pero sin paños calientes. Resulta escalofriante el relato de las borracheras de papá en esa voz infantil que nos narra lo bueno y lo malo de una vida que, parece, hace tiempo dejó atrás la inocencia. Me ha trastocado y maravillado a partes iguales.
Recomendación: Especialmente a adultos que crean que la infantería no se entera de nada.
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