Al leer el título lo primero que pensé es que el 2020 se había cebado con la editorial Ken, esa que saca un libro al año, tradicionalmente por estas fechas, y que tantos momentos de gloria nos ha dado. Separé la camisa, extendí la lámina y ahí estaba el rinoceronte de Durero (véase foto cabecera). Andaba yo en reflexiones del tipo: «los hemos perdido, pobre gente» cuando empecé a leer esta crónica de un oficial de la Marina portuguesa quien escribió a principios del siglo XX la peripecia del primer rinoceronte visto en Europa, en 1515, regalo de Modafar, rey de Cambay, al rey de Portugal. El mismo rinoceronte ( o «ganda«) que Durero inmortalizó con su arte. La curiosidad te va dando empujoncitos por el breve texto del que, al terminar, me quedo con el mimo con el que está hecho. Un librito que te hace viajar por el S. XVI con un rinoceronte africano. Y, la verdad, se agradece el exótico rato.
Recomendación: a gustosos de anécdotas históricas y ediciones de capricho.
Foto cabecera: el Rinoceronte de A. Durero.