A medio camino de lectura me quejaba del poco esfuerzo formal pero hay que darle a Sara Mesa lo que es suyo: señorear ese territorio tan difícil que es la ambigüedad. Y resolver bien al llegar a portería, que también es importante. A Mesa se le da de maravilla pasearse -a galope- por dicho terreno, que comienza en un encuentro casual entre una niña de catorce años y un hombre «viejo» en un parque y que no voy a decir cómo termina. Creo que nos va a dar bastante juego sacarle las entretelas esta tarde.

Recomendación: a gustosos de relatos ambiguos, incómodos y con amplia gama de grises.

Foto cabecera: Jonathan Palanco

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