No era mi intención, de verdad que no, de hecho he entrado en la biblioteca buscando un clásico en el que sumergirme, porque en caso de emergencia suele ser lo mejor. Daba por finiquitada ya la fase «deborahr» libros sobre el (puto) cáncer, pero esta novela gráfica me ha caído en las manos y he terminado leyéndolo allí mismo, ahogando las carcajadas mientras los estudiantes que poblaban la biblioteca veían a una tía calva partirse de risa. Así que os lo tengo que contar: es lo mejor que he leído sobre el tema, lo más cercano, lo más honesto y lo más gracioso, sí gracioso. Isabel Franc y Susanna Martín han conseguido que me ría del asunto, merecen toda mi gratitud y que, en cuanto pueda, me agencie este libro. Lo quiero en mi estantería. Lo recomendaré a los siete vientos. No soy Alicia, pero no me importaría tener sus ovarios.
Recomendación: este sí, a cualquiera con cáncer de mama y, a poder ser, sentido del humor. Fantástico.