Ah, Frédérique, ma Frédérique. Nueve libros de Adamsberg y todavía estás por fallarme. A estas alturas de tu bibliografía que una trama resulte más o menos previsible es totalmente secundario. La verosimilitud del modus operandi de la policía o del asesino nos la trae al fresco, ya existe C.S.I. para sobar epiteliales. Peregrinamos a tus novelas buscando esos personajes, esos diálogos, ese comisario etéreo y todo el coplero de la baraja. Y si «La Boule» no está encima de la fotocopiadora queremos invadir algo. Madame Vargas sabe también que si en la página 2 no hay fiambre, nos vamos; el tinglado no funciona y nadie le va a explicar a la ama de la barraca policíaca europea (comparte medalla con el maestro Camilleri) cómo descorchar una novela negra, por eso el arranque de este libro funciona tan bien, aunque el fiambre de la página 2 no tenga absolutamente nada que ver con el caso principal, donde el asunto va de picaduras de araña, reclusas medievales y salvajadas varias. Ya lo hizo en «Tiempos de hielo» mezclando lo incombinable, Islandia con la Revolución Francesa, y esta vez riza el rizo. A mí me ha gustado más esta, pero eso es ya cuestión de cada acólita.
Recomendación: a seguidores de Adamsberg/Fred Vargas, es lo mismo. Para principiantes recomiendo empezar bien por la primera, bien por «Bajo los vientos de Neptuno» o «La tercera virgen», que siguen liderando el podio.