Cuando empiezo a explicar quién era (mi) Serguei en la librería me escucho y me frustro. Mucho. Digo que era un periodista y escritor disidente soviético, muy ruso, alcohólico y con un sentido del humor corrosivo que encaja con la precisión de un mecanismo de relojería con el mío. Y la mayoría de las veces obvio esto último cuando es precisamente lo más importante. Cómo se ríe Dovlátov de sus pares, del sistema, del partido, de sí mismo. Y cómo, entre ironía e ironía, pone una mueca amarga y te recuerda que todo el tinglado es una tragicomedia y que ni con mil toneladas de chistes se arregla el txandrío de vivir. En este compromiso dividido en diferentes capítulos inspirados en su experiencia periodística en la Estonia soviética llegas al quinto episodio/compromiso (aquel en el que tuvo que cubrir el nacimiento del habitante nº 400.000 de Tallin ) y crees que no se puede superar, pero ahí está Serguéi arrancándote carcajadas en el décimo, y arreglándote el día, la semana, el mono del tabaco entero, cuando tú ya te habías relajado y pensabas que nadie podía marcarse un tanto superior a ese mentado quinto compromiso. Y en el décimo, Serguéi se sublimó enterito. He aquí el libro que alcanza medalla de oro en el ránking dovlatoniano y os dejo por escrito lo que no digo en la librería cuando me preguntan «¿qué es eso?» señalando este libro con cubierta mediocre: si tienes un día chungo, una semana chunga, un año chungo, espera su llegada con la primera luz del quinto día, al alba, mira al este. Allí estará Serguei.
Recomendación: a cualquiera, está claro. Por ponernos específicos, a gustosos de sentido del humor a prueba de URSS.
Gracias por descubrirme este autor,totalmente desconocido para mí.
He empezado con La maleta,porque me lo han prestado, y en una tarde cayó. Seguiré con algún libro más porque me ha picado la curiosidad.
!Te sigo!,me gustas.
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¡Muchas gracias!
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