Este es el libro más desconcertante que he leído en muchísimo tiempo y se coloca en el podio de los libros más raritos que he leído en mi vida. Pero consigue medalla. Una voz infantil femenina, la de Casandra, relata episodios de su infancia donde la realidad y la imaginación son una misma cosa. Y mientras no podemos evitar ese mecanismo natural que nos empuja a discernir ambas encontramos escenas eróticas, suicidas, sangre, travestis, alcohol, marxistas, humor y abuelas meapilas. Los breves capítulos se convierten en microrrelatos cargados de lírica oscura que no evocan precisamente cosas positivas. Destacan en boca de Casandra la crueldad, la inocencia, el miedo, el dolor, su ingenio y todo lo que sintetiza de incomprensión infantil, de realidad de adulto, en ese «¡Qué complicado es querer! Es como cortar un beso por la mitad, como separar las lentejas de las habas». Creo que se sale Ardicia de su nicho temporal editorial (este libro es de 1976) pero no de su gusto por publicar «delicatessen». Este libro -no apto para todas las sensibilidades- es tan extraño como fascinante.
Recomendación a gustosos de extraña pieza literaria pata negra. La versión gore de la Alicia de Carroll.
Foto cabecera: lifo.gr