Sorpresa, sorpresa. Autora local que consigue pegarte los dedos a las páginas y provocarte estupor, descolocarte con historias duras o surrealistas. Yo con eso ya iba servida. La mayoría de los relatos contienen esa dualidad que aparece en el título: esa vida real y esa vida que se imagina, se desea o se teme vivir. De una a la otra se pasa cruzando la locura, la violencia, los sueños -o todo al mismo tiempo- y se planta Cristina manejando la ambigüedad con bastante soltura. Si de costumbre los libros de cuentos son irregulares per se, de este yo sólo quitaría uno o dos (y son veintiuno). De primera obra tiene además un intento de cambiar de registros, una experimentación que agradecemos, porque sólo añade ganas de seguir esperando la siguiente bofetada en la próxima hoja.
Recomendación: a gustosos de relatos sorprendentes que juegan con los ingredientes mentados (locura, violencia, deseos varios) y, veo yo, un buen cazo de ironía.
NOTA: buena edición excepto por lo de las páginas 135-136. ¿Cómo coño se puede separar de-ntro sin que salte siquiera el corrector de Word?