Ay, los problemas de identidad. Los carga el diablo. Un día te pones un vestido para comprar el pan porque eres un desertor del ejército y estás escondido para que no te hagan un consejo de guerra y para cuando te das cuenta te tiras todo (hombre, mujer, animal de compañía, es un decir) lo que se mueva en el Bois de Boulogne; lugar que, por cierto (no es la primera vez que lo encuentro) debe -o debía- de ser de lo más entretenido como picadero público. El libro me ha gustado mucho. El trabajo gráfico me ha encantado y la historia, que no tiene desperdicio, está basada en hechos reales. Cae en, déjame pensar, unos 45 minutos, un «quítate de ahí», y no tengo idea de lo que cuesta porque lo he cogido de la biblio.

Recomendación: a gustosos de novela gráfica sobre problemas de identidad sexual. Y guerra. Y alcoholismo. Y pareja. Y… léelo y acabamos antes.