Lo mejor de este libro, además de la cubierta, es cómo lo he leído, he saboreado la lectura de desarraigo, traumas infantiles y utopías amorosas de un niño que escapa de su madre, puta del pueblo, para trabajar en zona extranjera; y de cómo los sueños no se hacen, y queremos que nos pase ese algo que dé sentido a todo. Y tenemos episodios oníricos que son sólo nuestros. Y los refugiados: muertos de hambre, de comida y de volver. No me han gustado ciertos diálogos entre amantes, no me cuadran con el surrealismo desnudo del inicio, pero entre la tregua que me ha dado la lectura y el sabor que deja, el veredicto es positivo. Ha sido el libro que necesitaba leer esta tarde.
Recomendación: a gustosos de historias de refugiados, y de cómo la vida nunca es lo que uno espera de ella. Alegrías, buscadlas en otra canción.
Pues nada, otro libro que no conocía y que aumenta mi lista… Gracias por la reseña. Un saludo.
Yo no quería, pero me he tropezado con él… Un saludo, Ana.
Me pareció un buen libro
A mí también.
Hola Deborahlibros.
Me encanta tu blog
por preciso y conciso
cosas que se agradecen
hoy en día. Te recomiendo El gran cuaderno
que es el 1º de una trilogía de Agota.
Una delicia a años luz de Ayer.
Muchas felicidades y hazme caso.
Quique
Gracias Quique, apuntado queda «El gran cuaderno», no tenía noticia de él. Prometer, no prometo nada, porque desgraciadamente tengo muchos pendientes de lectura y muy poco tiempo, pero buscaré la recomendación. Gracias también por pasarte. Un saludo.