Estaba yo en la crueldad meridiana más absoluta cuando se me cruzó Ovejero. Decidí dejar la práctica y darme a la teoría, entre otras cosas, porque McCarthy me estaba exprimiendo media vida. Quien sigue un poco este garito sabe que las alabanzas incondicionales las reservo sólo a un puñado de elegidos, pues ahí va: he disfrutado de este libro, que se lee de tirón, como hacía décadas que no disfrutaba de un ensayo, en este caso, sobre libros crueles (definición y función) y crueldad ética en la literatura. No sólo es buen ensayista, Ovejero, (no te duerme, argumenta bien, cita lo justo y hace que le des a la pelota) sino que además es original y… le doy la razón el 90% de las veces. Lo cual me deja el margen justo para continuar siendo una lectora crítica y presentarme a presidenta de su club de fans.
Recomendación: a quien busque reflexión sobre la crueldad en la literatura. Para aficionados a la Teoría de la Literatura.
NOTA DE PRÉSTAMO: Forma parte del alijo que conseguí en La Central de Barcelona hace dos semanas. Es para tenerlo, subrayarlo y releerlo.


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