
Muchas cosas me han gustado de esta potente novela, pero el paralelismo entre familia y dictadura (con su tirano, sus torturas, su miedo, sus odios o sus alianzas) es fabuloso. El ambiente que consigue Vilar Madruga jugando con una capa tenue pero pegajosa de realismo mágico es alucinante. Y no sabes, como los protagonistas, si las moscas están o las han imaginado mientras queda muchísimo terror, soledad y abandono en esa familia disfuncional, mágica y perversa que en ocasiones no puede evitar provocar una retorcida carcajada en la lectora. Así de ambivalente es la cosa.
Recomendación: a gustosas de novela salvaje sobre familia, dictadura, desapego y sucesos con moscas.
Foto cabecera: Mauro Cantillo


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