Presentando una violación múltiple en 1996, Oats pone el foco en el rodillo patriarcal funcionando a pleno rendimiento en el sistema judicial. El aparentemente irónico subtítulo se justifica con el enamoramiento de la hija de la víctima con un agente de policía que provee una miserable justicia poética al relato. El dibujo de la víctima rota es notable, así como el retrato de la cómoda impunidad de los violadores. El estilo crudo de Oats no hace sino multiplicar una experiencia lectora que a ratos te encoje el estómago. Alegrías, podéis imaginaros, las justas, hay que atacar el texto bien desayunada, pero me ha gustado mucho.
Recomendación: a gustosas de relato descarnado sobre machismo y violencia sexual.
Foto cabecera: Zenda Libros.