Hacía tiempo que no sentía la satisfacción de acertar la mágica combinación «truño-biblioteca» y no perder un euro en un foresticidio. Me lo he buscado, eso sí, porque DeLillo se presta y lo sabemos. Él es perfectamente capaz de escribir algo tan bueno como Cosmópolis y luego montarte una ensaladilla metafísica y pseudo-trascendental con un apagón electromagnético. Personajes que al fundirse todos los dispositivos se preguntan en voz alta ¿Cómo sabremos quiénes somos? ¿Estaremos viviendo en una realidad paralela?. Y citan a Einstein, beben bourbon, dos follan y ahí sí, el único creíble, mira una pantalla vacía. Con lo buena que era la premisa y lo absolutamente pedante que ha quedado el libro, Don. Unos personajes snobs que se deslizan por la situación extrema con un vaso en una mano y recordando su último viaje a Roma como si pasearan por la orilla del Arga. Qué mal cuando tienes que explicar lo que tú mismo estás narrando. Qué pena de árboles talados.
Recomendación: a gustosos de reflexión pedante sobre apagón electromagnético.
Foto cabecera: pressdigital.es



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