
En el manual contra sandeces literarias que estoy a un telediario de publicar se explica claramente que en caso de duda, hay que buscar y leer el texto original; la opinión se expresará tras lectura del mismo y siempre teniendo en cuenta el contexto histórico de la obra, género, autoría, etc, etc… Los hermanos Grimm no eran precisamente famosos por su delicadeza, eufemismos y por ser políticamente correctos. Aquí hay sangre, madrastras que se comen hígado y corazón de niñas. Y la muerte ronda por todo el cuento sin ningún tipo de pudor. No hay besos de príncipes que resucitan a nadie. El final es de tortura nivel Abu Ghraib. Esto es un cuento moralizante infantil con el tema de los celos como eje. Y ya vale de chorradas. Que en los colegios se combata la imagen patriarcal y edulcorada de las mujeres que durante años ha proyectado Disney me parece cojonudo. Que se censuren o prohíban libros, incluyendo este, no.
Foto cabecera: ilustración de Iban Barrenetxea para esta edición de capricho de Nórdica.