Otra relectura que cae. Es el año, está claro. Libro de autora publicado en 1937 y reivindicado -película incluida- a final de siglo correspondiente. Tenemos el jet-lag típico de género aunque la mismísima Simone de Beauvoir cantara las alabanzas de la obra en su momento. En esta novela corta encontramos a una mujer, Elisa, que vive con, desde, para, por, a través de su marido -el tal Gilles- como mandan los cánones de su tiempo. Su nombre desaparece hasta del título. Baño, peino y visto a las niñas; mesa puesta para cuando llega, que vea el fogón reluciente. Espera, que encero los muebles. Qué guapo es mi marido y qué bien planta el grosellero en el jardín. Hasta que Gilles se cepilla a la cuñada de veinte, hermana pequeña de Elisa, y es público y notorio que cuando las cosas quedan tan en casa el asunto acaba como el rosario de la aurora. Más allá del familiar adulterio, el éxito de Bourdouxhe, en mi humilde opinión, es meterse en la cabeza de una mujer de los años treinta pensando, reaccionando y expresándolo todo (Ay, esos «simples hábitos de macho» que llegan al alma) según todos los condicionantes sociales de la época. Una crónica de tragedia griega anunciada. Una impecable y acojonante fotografía. Una joyita.
Foto cabecera: fotograma de la película de Frédéric Fontayne (2004)