No sé cómo se llega de un título original como «Nagasaki» a este otro de culebrón, sobre todo teniendo en cuenta que estamos hablando de un topónimo que se escribe igual en francés que en castellano, no me preguntéis, ni idea. Por lo demás esto es una fabulilla construida a partir de un hecho real, y como tal reconstrucción, me ha gustado. Un meteorólogo de Nagasaki descubre que una mujer ha estado viviendo en su casa, durmiendo en un armario, durante un año. A veces al hombre le faltaba un yogur, a veces algo cambiaba de sitio. Veo mucha soledad, la que hace falta tener para no notarlo antes (él), la que se debe pasar durmiendo en un armario (ella) y la que crean dos seres solitarios juntos. Bien llevada también la pérdida de la intimidad. Curioso incidente que dio paso a un libro curioso. Y ya.
Recomendación: a quien quiera pasar una horita con episodio surrealista japonés.
Foto de cabecera: L’Express