He aquí un reencuentro. Sería 1993 cuando un profesor nos avisó, al abrir una novela, ojo con esa voz narradora. Porque en la literatura hispanoamericana la tierra habla. Fue como descubrir el fuego. Más tarde acabaríamos muchas (y alguno) enamoradas del bestial General Rosas y «Los recuerdos del porvenir» de Elena Garro sería ya libro de cabecera. En esta colección de relatos la tierra no habla pero el reencuentro se ha dado con lo telúrico y el buen narrar. Y estoy emocionada, qué leches. La selva de Chiapas, los platanares, los esteros y manglares asfixian y se imponen al hombre que sufre las fuerzas pegajosas del destino o la injusticia social. He descubierto a Bernal y sus finales magistrales. He descubierto seis relatos de pura literatura sacada del estómago de México, con sus machos deshonrados, sus indios y mestizos, sus caciques brutales, su aguardiente eterno y la perenne sombra de la muerte. Todo esto no es nuevo. La novedad está en la distribución, que haya llegado hasta esta librería, porque la obra es de 1946. Mis padres tenían un añito, leñe. La editorial mexicana Jus los publicó entonces y ahora los reedita en un formato impecable. Esto no es una novedad, es un rescate.
Recomendación: a gustosos de literatura hispanoamericana «pata negra» y a gustosos de relatos de cuatro tenedores.
Hola! Tu blog me parece fantástico. Hago mías varias de tus recomendaciones. Saludos!
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¡Gracias Gabriel!
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Me ha encantado, aprieta la tripa en más de una ocasión, ¿gracias por la recomendación!
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Me alegro, ¡gracias a ti!
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