Hombre, pornográfica, pornográfica…no, más bien erótica, pero en lo demás clava el título. Porque funciona como comedia que te arranca sonrisas y porque tiene más de sentimental que de otra cosa. Historias de parejas canadienses de todos los colores donde no falta el punto metaliterario (el protagonista en su proceso de escribir una novela gráfica «pornográfica») y donde las ilustraciones, en mi humilde e inexperta opinión, son una gozada. En especial me ha gustado el tratamiento natural de las relaciones lésbicas, creo que con una delicadeza gráfica sublime, donde las tías tienen cuerpos con curvas y tripilla, no cumplen el prototipo de modelo anoréxica y donde las relaciones, bien heterosexuales, bien bisexuales, bien lésbicas, aparecen como lo que son, lo más normal del mundo. Y si quería encontrar un libro que se opusiera a toda la mierda machista y consumista que rezuma las «Cincuenta sombras», ya lo he encontrado.
Recomendación: a gustosos de novela gráfica erótica divertida.