Vayan por delante dos cosas: primero, que no toco una novela de Pérez Reverte ni con un palo, desde que hace muchos años en una galaxia muy cercana tuve el estómago de leer algo de una tabla de Flandes y juré que nunca más. Arturo es buen periodista, luego un día descubrió qué era la germanía, entró en la RAE y en fin, que lo quiero reportero y ya. Segundo: nací en el ’73 y jamás me explicaron la Guerra Civil en clase. Aunque estuviese en el libro nunca se llegaba a esa parte. A la II Guerra Mundial sí porque la metían en el lote de Historia del Mundo Contemporáneo y me sé las tres fases principales de carrerilla, me encanta esa época, pero la batalla del Ebro o déjame ahí el bombardeo de Gernika, ya si eso me lo cuenta mi madre. Este libro es una propuesta de mínimos, pensado para que lo lean chavalas de instituto y al menos genere alguna pregunta, alguna pesquisa familiar, algún movimiento que les llevará sí o sí a descubrir que también sus antepasados sufrieron una guerra, aunque nadie se lo haya dicho nunca, para mayor vergüenza de nuestro sistema educativo y de nuestra agónica memoria histórica.
Recomendación: esto cae en 20 minutos. Para adolescentes con algo de inquietud lectora y para padres con un mínimo de interés en mantener la higiene histórica en sus hijos.
Uf… ya ni recordaba que Pérez Reverte me gustaba… como reportero. Yo seguiré sin tocarlo, de momento, así el paro mida 20 metros…
Un abrazo
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