Los calcetines del Conde de Montecristo son negros con muescas blancas agrupadas de cinco en cinco para contar los días de injusto encierro. Si levantamos los pinreles se puede leer en la planta un maravilloso «Free Dantès». Ayer me escriben unos bandoleros para decirme que tienen secuestrado mi pedido de merchandising literario en Barajas, si quiero oler los calzutrines de Edmond tengo que pagar 214€. No se puede negociar. Me gasté 500 euros en el pedido, así que si pago este rescate aduanero calculo yo que tengo que vender cada calcetín por separado en caja de metacrilato sobre cojín de terciopelo a precio de riñón trasplantado para amortizarlos. Nada de comprarlos a pares, gente, ese es un lujo de hombres y mujeres libres. Por el camino me encuentro a una buena amiga de mente preclara que al escucharme comenta: «joé, y el hijo de Pujol paseando Picassos de aquí p’allá...» Nah, no pasa nada, los calcetines más caros de Pamplona no serán los de algún diseñador inglés de la avenida Carlos III, no, serán los que piden justicia y libertad para Dantès. Y si no los vendo me los quedo y me los pongo hasta con chanclas.

Madre mía… Aranceles, entiendo. Pasé por eso y no me volverá a ocurrir. Ánimo.
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Lo mismo, una y no más.
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Tranquila. La vida fue igual de injusta con Dantès y mira cómo salió adelante… ¿Tñu crees que los dumasianos vamos a dejar pasar unos calcetines en honor de Edmond Dantès? No importa a qué precio tengas que venderlos: sólo por tu descripción, ya tengo ganas de comprarme un par. ¿Admitiréis pedidos por internet?
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Jajaja. En cuanto lleguen les saco fotos, vamos. Por Internet, no tenía pensado, la verdad, además no te compensaría.¡Gracias Elena!
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