Yo lo intento. Y veo, los veo: el tonteo con la identidad, el dramón de los traumas personales, el devaneo con la locura, las ganas de callarte y desaparecer, la maternidad forzada, etc, etc. Pero aunque esto es el guión -novelizado- de la supuesta obra maestra del director sueco la ida de olla in crescendo, el cambio de voces -¿la alienación?- final me han dejado más fresca que una mañana de enero en Estocolmo. Quizás habría que ver la película para captar todo lo que quería decir Bergman y disfrutar a calzón quitado del cine sesentero experimental. Evidentemente, nos falta la carga visual, porque no he tenido el placer.
Y apetecer, ahora mismo, no apetece verla.
Recomendación: esto es un filón para culturetas y para desplegar postureo a porrillo. Lecturas acepta tantas como flores de colores crecen en el campo. A gustosos de rollos personales densos.
NOTA DE PRÉSTAMO: Hubiese preferido que fuese de biblioteca, pero aquí está mi Sant Jordi 2015.



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