Apetecía un homenaje a dibujantes. Yo era más de Mortadelos y mis primas de Zipi y Zape, pero los Super-Humor caían con todo dentro y gracias a mi madre sé quién es Doña Urraca y cómo era un Florita. No sabía que en los ’50, en Barcelona se dio una suerte de «Generación del ’58» del cómic español y un grupo de amigos resultaron ser un grupo de dibujantes memorables que intentaron salirse de la raya y crear su propia revista -ay- lejos de la gran editorial Bruguera, sus condiciones laborales draconianas y su quíteme usted ese escote de la viñeta. Paco Roca recrea ese momento en un trabajo, en mi humilde opinión, precioso.

Recomendación: a gustosos de historia del cómic en este país y de novela gráfica-homenaje a sus raíces.