El libro me ha gustado. Creo que es bueno. Pero épica es la celdilla 23, página 59, [a los trece años]: «(…) y yo fui capaz de repetirle [a mi padre] mirándolo a los ojos que por mí podía ir metiéndose a Auschwitz, al nazismo y a mi abuelo directamente por el culo.» Es cuando Laub mete en catorce líneas los dos pilares del libro: esa onda expansiva que le llega al protagonista desde la Segunda Guerra Mundial sin comerlo ni beberlo y esa actividad tan humana de dejar a nuestros descendientes losas de dólmen emocional sin darles un andamio para sostenerlas. La historia de un nieto de superviviente de Auschwitz en Brasil y de cómo gestiona -o no- la cantidad de consecuencias directas o colaterales que le han puesto en la espalda antes de empezar a andar. De lo mejorcito que he leído este año.
Recomendación: A quien quiera probar algo distinto. La Shoah vista por un chaval judío brasileño medio siglo después. A gustosos de historias de familia manipulando contenido emocional de alto voltaje.
Las mochilas emocionales que nos cuelgan casi sin saber andar… Me lo apunto, gracias.
Saludos!
Me gustaMe gusta
Oh, yo lo he dejado a medidas. El estilo del autor y el enfoque adoptado no me convencieron lo más mínimo. Eso sí, ahora estoy con From Hell y te vuelvo a dar las gracias por la buena recomendación.
Me gustaMe gusta