Al comienzo la cosa se me antojó alambicada. Mucho jeribeque léxico. Entendí que el autor quería que el escrito pareciese salido del mismísmo 1936 en el que se sitúa. Y gana conforme avanza porque se desenreda y se naturaliza. Novela corta que narra episodio de España profunda con muy buenas intenciones a partir de un asesinato en un pequeño pueblo de montañas ¿asturianas?. Con la excusa me ha gustado -menos el estilo del inicio, como he dicho, barroco rebuscado con vocablos que no conocen ni en su casa a la hora de comer- aunque me quede sensación de modo «quien mucho abarca poco aprieta». Aspiración digna, que ni llega ni falta que hace, a un Delibes del lado oscuro cuyo esfuerzo se agradece. Se lee en una -media- tarde.
Recomendación: a gustosos de episodio nacional oscuro en período de guerra civil: no falta ni el cura cabrón ni el bolchevique utópico ni la miseria.
NOTA DE PRÉSTAMO: me dio el siroco y lo compré.