Dejé colgada a La hija del sepulturero por la temática y la atmósfera asfixiante en la página 300, incapaz de seguir respirando cual pez fuera del agua otras 700 páginas más. Así que le debía un esfuerzo a la autora y aquí ha caído esta novela corta sobre nuestra naturaleza animal y la fascinación morbosa que nos provoca asomarnos al descontrol, en este caso personal, sexual. Vamos allá: estudiante veinteañera colada por profe progre casado con escultora excéntrica termina metida en triángulo de las Bermudas, ya que a la pareja les va el rollo seduzco y drogo becarias empanadas para pasármelo bomba con ellas además de tenerlas de mucamas. Los estragos de la relación enfermiza en las estudiantes es lo que menos gracia da y pasear de costadillo por estas simas del alma, sacando a relucir las bestias que llevamos dentro es lo que mejor se le da a Oates. Y a los de la editorial Papel de liar se les da de pena el corrector de word.
Recomendación: a quien busque novela corta con menage a trois enfermizo o a quien quiera probar algo de Oates sin tragarse 1.000 páginas.
NOTA DE PRÉSTAMO: Cayó ayer, para celebrar la apertura del espacio aéreo.

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