A Kathryn se le murió el padre y encontró pareja casi casi al mismo tiempo. Eso en una mujer que, parece ser, no sabe ser superficial ni entrenando, acaba en una editorial sí o sí. El libro, sin embargo, no se estructura de forma simétrica en esos dos hitos. La primera parte es pura literatura del duelo y en mi opinión la mejor del conjunto. La segunda se centra en su pareja, el amor y el enamoramiento y a mí me han sobrado unas cuantas páginas, porque sus mudanzas por Maryland y discusiones por osos me han importado… nada, qué le vamos a hacer. De la última parte agradezco especialmente la disertación filológica y filosófica en torno a una conjunción copulativa. Lo que hace especial al libro es la taxonomía de pérdidas y encuentros que hace Schulz, la profundidad de sentimientos, búsquedas y significados. Y cómo lo ordena todo en una estructura casi perfecta. Mañana lo discutimos en el club de lectura. Nos vemos allá, deborahdoras.

Recomendación: a gustosos de literatura del duelo (sobre todo).

Foto cabecera: elpais.com

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