
Dos años se tiró Kate Beaton en una explotación petrolera de Alberta, Canadá. En campamentos donde había una proporción de cincuenta tíos por cada mujer, donde media plantilla se metía de todo para sobrevivir unas condiciones laborales y ambientales de mierda y donde la idea de denunciar una agresión sexual sonaba a chiste en la cantina. Beaton quería pagar a toda pastilla el préstamo gubernamental de sus estudios universitarios, y de la odisea machista y laboral que pasó para ahorrar el dinero en esos dos años nació este libro autobiográfico que no evita el jardín ecológico que significa tener a las petroleras barrenando el suelo, matando fauna y contaminando el agua. Una auténtica pasada de testimonio.
Recomendación: a cualquiera.
Foto cabecera: Steve Rankin via cbc.ca


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