
Anda Eduardo Halfon con su brocha de arqueólogo y su azadita, me lo imagino dividendo su propia vida y las de los suyos en cuadrículas, investigando qué es eso de la identidad, qué o quiénes nos hacen como somos, qué parte es religión, qué parte cultura, qué parte familia, qué parte territorio, qué parte lengua… y de cada resto que va sacando de cada uno de sus libros nos está montando una manta de patchwork que le está quedando divina. En esta Tarántula nos ofrece el cuadradito (como un «tropezón» o «stolpersteine») de la infancia , del judaísmo, de la Selva Maya, de cómo los recuerdos se almacenan en bóvedas y cómo vemos a la gente como los recordamos y como son ahora. Todo a la vez. Cómo se instalan la violencia y el odio antiguo en la corriente del tiempo y atraviesan las vidas humanas como haces de luz. Qué bueno el libro y qué bueno leer a Halfon de nuevo.
Recomendación: a «halfonianas» y «halfonianos», claro. A gustosos de historia del S. XX, identidad y memoria.
Foto cabecera: ADRIBIAN, diariocordoba.com


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