
No seré yo quien dirima la discusión sobre el género de esta obra, pero sí que puedo dar mi impresión de estar ante un mosaico de relatos estrechamente engarzados que tienen en común un mundo rural y un personaje que actúa de hilo conductor más que de protagonista. Sobre el ramillete de temas destaca el de la soledad y la incapacidad de comunicarse, seguidos de cerca por la necesidad de amar, la pulsión de los deseos y la transición a la vida adulta, lo que viene siendo el estarlux de la vida, vamos. Y es que Anderson se coloca en primera fila con mucho talento narrativo para enseñarnos que la literatura es vida y viceversa. Una obra maestra que me ha encantado.
Recomendación: a gustosos de relatos pata negra y estructuras no convencionales.
Foto cabecera: vía libros.eco.


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