No sé qué me ha gustado más, si el tono familiar o la conexión de las violencias (políticas, sociales y personales) a la hora de plantear una historia con origen en un atentado de ETA. El caso es que me ha encantado la humanización del problema y la despolitización del mismo. Y cuando haces ese ejercicio quedan las personas (las amistades, las familias) reluciendo sobre la superficie. Era difícil rozar todas las aristas (perdón, culpa, ideales, presos, dispersión, GAL, etc.) sin chapotear en el politiqueo o en los discursos demagógicos. Y eso exactamente es lo que consigue De Isusi al separarse del hooliganismo: un libro precioso.
Recomendación: a cualquiera.
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