A nada que hayas leído algo de esta mujer (Claus y Lucas, Ayer, Da igual) vas a disfrutar de este librillo como un cuto en un charco. Aquí Agota nos teje sus mimbres biográficos con escenas breves que van desde la infancia, pasando por el exilio a Suiza hasta el señoreo de las librerías. Como Nabokov o Conrad, Kristof adoptó una segunda lengua para hacer artesanía literaria, con todo lo que ello implica, viajando del húngaro al francés para triunfar con palabras. Reflexiones sobre el oficio de escribir, memorias de desarraigo, Agota Kristof era grande hasta para contar sus miserias. Sentido del humor incluido. Una muesca más en mi objetivo de leer su bibliografía. Analfabeta, dice. Merece la pena aprender a leer sólo por disfrutarla.
Recomendación: a gustosas de biografía de escritora, a seguidoras de la autora y a interesadas en el oficio de escribir.
Foto cabecera: theobjective.com



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