Reconozco que me he tenido que poner el buzo, casco de minera, agarrar el pico y la barrena, porque la lectura de este libro para una «jugona» como servidora ha resultado francamente exigente. Lo primero que salta a la vista es el imponente dominio del monólogo interior (ya he dicho otras veces que no es mi técnica narrativa favorita) por un lado y el inmenso talento del noruego para escribir 200 páginas entorno a un único concepto, por otro. Estoy agotada, ya os lo digo. Y fascinada con esa hambre de primer mundo acolchada en orgullo propio, convenciones sociales y apariencias burguesas. Si la literatura refleja lo que somos, Hamsum saca foto de nuestros abismos. Qué duro de leer, pero qué pedazo de libro.
Recomendación: a gustosos de lecturas magistrales intensitas sobre el hambre.
Foto cabecera: El Periódico de Aragón.