
Aquí tenemos un proceso oncológico a través de los dibujos, el grandísimo arte, de un autor taiwanés que -ignorante de mí- desconocía hasta la fecha. No me volverá a pasar. Toda la incomprensión, la tristeza, la soledad y también la sensibilidad en una edición maravillosa de Barbara Fiore. Los poemas que acompañan al texto, con grandes dosis de elementos oníricos y fantásticos esconden todo el dolor y desesperación del autor mientras se sometía a tratamiento contra la leucemia. No hay mala leche de fondo, ese querer quemar contenedores que todas hemos tenido en mitad de la quimio, no. Me fascina que sólo quede esa soledad desnuda. Cuenta la editorial que durante ese año Jimmy Liao no hablaba, sólo dibujaba en silencio lo que sentía. El resultado es imponente: una soledad hermosísima, un libro muy especial.
Recomendación: a gustosos de libro ilustrado en general y de duelo oncológico relatado con delicadeza oriental.
Tiene libros con mucho mensaje, como «Desencuentros» o «Piedra azul», otros más para niños como «El monstruo que se comió la oscuridad», y desde luego mucho más especial y personal es el que comentas de «Hermosa soledad».
Un abrazo
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