Necesitaba reírme y la publicidad decía que este era el camino. Una novela de un reportero de guerra que se ríe de su oficio y miserias escrita con bastante desparpajo. No avisaba la contra -pero para eso está servidora, tranquilidad- de lo mejor del libro: la estopa que reparte mientras ironiza Hernán Zin sobre su trabajo. Estopa para ti, para mí, para cualquiera que se asome a las noticias del mundo durante veinte segundos antes de seguir tuiteando en el móvil o pegar los ojos al mundial de fútbol por televisión. Lectura entretenida -arranca carcajadas- y con fundamento sobre un oficio que se antoja en vías de extinción. Si no la cuentan los reporteros, no hay guerra, señores.
Recomendación: a gustosos de relato irónico sobre el periodismo de guerra que aprovecha para sacudir un poco las conciencias.
Foto cabecera: Promofest.