Mira que me lo habían dicho en la librería. Los que saben, los deborahdores. Que lo de Esteban era el ensayo y quítate de ahí. Pues hasta que no he puesto los ojos en esta joya no me he frotado los párpados y he tenido que rendirme a la evidencia. No sólo por los momentos elegidos, sino porque en cualquiera de estas miniaturas hay más rasmia, más corazón de Stefan que en cualquiera de sus soporíferas novelas. Puedes contemplar cómo se cabrea con Shakespeare, con Marco Antonio. Cómo bascula entre la admiración y el horror con el sultán Murad, cómo ve caer a Napoleón, en apenas unos minutos, o cómo ensalza a los olvidados. Una delicia, una auténtica delicia con valores terapéuticos. Hasta el momento, lo mejor que he leído desde que empecé la quimio. Lo que más me ha curado.
Recomendación: a cualquiera con un mínimo de interés por la Historia y la cultura en general. Un imprescindible.
Completamente de acuerdo. Tenía de hace una vida el recuerdo de una novela muy leída y un poco pesada y estos momentos me dejaron muy buen cuerpo.
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Ya había dejada mi buena racha con Zweig. Espero retomarla pronto.
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Yo he dado cuenta de un buen número de novelas y relatos cortos de Stefan Zweig, y desde el primero que leí me rendí por completo a su prosa y sus historias. De su faceta ensayística y de biógrafo solo he leído precisamente este mismo, que por supuesto también me encantó. Muy fan de Zweig, mucho.
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Para mí es uno de los mejores escritores. Me gustan sus novelas y sus ensayos ya ni te digo.
Un abrazo y mucha fuerza en esta etapa que estás viviendo.
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