Tras unas semanas de bloqueo lector vuelvo al redil de mi salsa. Mucho compromiso autoimpuesto, mucha lista de lectura, demasiados kilos de «tienes que leer éste» a mi alrededor. Como dijo ayer alguien a quien adoro y que me conoce, estaba corriendo el riesgo de «profesionalizar mi hobby y entonces ya no tiene gracia». Efectivamente, por eso tocaba volantazo y perderme -de verdad, del todo- en la biblioteca. Perderme en libros que quizás no tenga en la librería, que quizás no sean novedades, que quizás no conozca ni su padre -es un decir- a la hora de comer. Así he llegado a Sjón, seudónimo de Sigurjón Birgir Sigurdsson y que significa «visión». Esto ya suena un pelín ambicioso, pero tiras, habíamos quedado en perdernos. Resulta que Sjón también compone, es el autor de las canciones de Björk en «Bailar en la oscuridad», y ahí ya piensas ¿qué no hace Sjón?, pues escribir mal no lo hace, porque esta fábula, que parece recoger tradición literaria islandesa, sobre un zorro, un clérigo miserable y una persona con discapacidad contiene tal cantidad de delicadeza y sensibilidad que no entiendes cómo puede caber en hojas de papel. Y entonces te reencuentras con tu apetito lector, perdonas los berridos de Björk y decides rastrear -a la voz de «ya»- más libros de este vikingo multi-tarea. Gracias, Sjón.
Recomendación: a gustosos de delicada fábula escandinava. Joyita habemus.
Foto cabecera: wwd.com