Cae en mis manos este ejemplar que pensaba regalar a mi madre, quien siempre me habló de la representación que vio en Madrid en los años ’70 y resulta que ella ya lo tenía, así que termina cayendo… de verdad. Y bendita la hora. Primero porque me faltaba leer algo de teatro para que el mes fuera redondo ya que ensayo, narrativa y poesía (no comentada aquí) de julio estaban cubiertas. Y segundo porque he hecho bingo. Obra que se centra en la viuda del Cid, hasta el clavicordio de hacer lo debido. Estaba pensando yo que si se hubieran podido echar un café juntas Penélope (véase entrada anterior) y Jimena, los demás habríamos llevado palomitas. Lástima. El tema principal es el sometimiento de una mujer en determinada sociedad, y entre los subtemas encontramos: la soledad, la hipocresía, la Historia escrita siempre por los mismos (fuertes). Lo que más me ha fascinado – y era muy difícil, teniendo la losa del Cantar del mío Cid en el cogote- es el esfuerzo formal por modernizar el lenguaje sin perder su contexto histórico. Le sale tan bien que consigue universalizar la historia, sacar del pedestal y de su tiempo a Jimena, convertirla en una simple mujer y poner en su boca palabras que firmarían millones de mujeres en cualquier época. Y hace falta ser muy bueno para bordarlo. Gala lo es.

Recomendación: a gustosos de género teatral, del medievo peninsular y de historias de mujeres.