Hombreeeee, mucho mejor, Domingo, dónde vas a parar. La trama está unas veinte veces más currada que en «Ojos de agua» y se puede empezar por aquí tranquilamente. El inspector Caldas tiene que investigar el asesinato -disfrazado de suicidio- de un marinero que aparece ahogado en una playa. Engancha más que la anterior, te traslada perfectamente al ambiente de arrantzales gallegos y, lo dicho, la trama da más vueltas que una peonza mientras te tiene en vilo. Sigue el aire a Camilleri cada vez que alguien abre la puerta de un restaurante pero en este caso consigue que la cosa no se quede en el copión de la clase y realmente te entra hambre de marisco gallego (otros cuatro puntos que gana con ello). Veo que esta novela se publicó tres años después de la anterior y damos todos por amortizado el trienio. Le cundió a Villar. Pasó de hamburguesa a solomillo. Ya falta menos para el chuletón.
Recomendación: a gustosos de buena novela negra en costa gallega.