Porque te despiertas en junio y ves chimeneas humeantes a través de la ventana y todo el domingazo frente a ti, dispuesto a depredarte, decides que sea sábado. Y te vas a una casita con jardín de Cambridge a leer una larga conversación con un pensador a quien podrías estar horas escuchando sin hacer un alto ni para comer. Da igual la pregunta, las respuestas siempre son interesantes, argumentadas, ricas, porque este hombre es una inmensa biblioteca: las imperdibles anécdotas de su infancia y juventud, su opinión sobre el multilingüismo o sobre Israel y el judaismo, sobre literatura, los libros y la lectura; su bagaje filosófico, sus reflexiones sobre el eros del lenguaje, sobre la Biblia, la música, Antígona o Heidegger… y a las cinco de la tarde quieres escribir a Laure Adler para que no deje de peregrinar hasta ese saloncito infestado de libros donde se escuchaba a Mozart antes de que ella entrase con su grabadora y siga dejando que Steiner hable. Él, que odia las entrevistas, dice.
Recomendación: a cualquiera con ganas de aprender algo. Y a fieles de Steiner, claro.
¡Qué buena pinta!
Make
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No soy objetiva con este hombre, pero yo lo he disfrutado muchísimo.
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¡Y qué ganas de rebuscar en esa biblioteca, seguro que llena de cosas interesantes!
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