En vista de las seis horas de tren que tenía por delante me decanté por hamburguesa. Y a ratos sabía a perrito caliente del vagón de restauración. Una buena idea que en la segunda parte pierde gracia cuando ya estás viendo venir el final y aciertas. Cagüensos. La previsibilidad, esa puñetera… Que te cuenten dos veces la misma cosa mola cuando se hace bien (Vgr. El coleccionista de J. Fowles) pero así, oliendo la tostada desde el piso de abajo, pues no. Pensaba mientras leía que últimamente lo que me cae a los ojos de novela negra parece un casting para el Circo del Sol: a ver quién se pega la pirueta más efectista, la contorsión más retorcida (Vgr (2): Tela marinera lo que ha perpetrado Víctor del Árbol en el último Nadal, abandono en primer tercio). La lectura resultó eficaz para su propósito porque en cinco horas y media te lo fusilas, par de bocatas -reales- incluidos.
Recomendación. a gustososos de thriller taquillero sin mucha enjundia.
Foto: lamentable.org
De Lemaitre leí «Nos vemos allá arriba» y me gustó tanto que repetí con «Alex». Pero ay! Nada que ver. Si te gusta el menú «hamburguesa» (y a mí me gusta mucho, lo reconozco), te recomiendo a Alexis Ravelo. Es un escritor canario, ganador del Hammet 2014 que se aparta un poquito de la moda del género negro con un policía/detective y sus avatares. Sus dos últimas novelas de género (La estrategia del pekinés y Las flores no sangran) son corales, ambientadas en Las Islas Afortunadas y con un poso de realidad que convence. Al menos a mí. Si te decides, ya nos contarás.
Abrazos.
Me gustaLe gusta a 1 persona