Mi primer Dickens me ha dejado tibia. Ya sé que no es David Copperfield ni Grandes Esperanzas pero es que una es cobarde y empieza por lo fácil. Relatos de fantasmas. Una cosica apañable, que he leído a ratos mientras picaba otros platos. Tibia porque el calor ha venido de la escritura, pulcra -no esperaba menos- decimonónica y exacta de un maestro inglés. He disfrutado especialmente cuando Dickens saca el humor a pasear y se ríe, entiendo, hasta del propio género, con fantasmas que comunican ardor de estómago. El frío ha venido con la reiteración de tópicos (apariciones, casas encantadas, etc), pero imagino que tiene que ver con la compilación de textos que en su día aparecían sueltos, en ediciones periódicas, para satisfacer las ganas de cuento sobrenatural de su público.
Recomendación: a gustosos de relatos decimonónicos y sobrenaturales.
NOTA DE PRÉSTAMO: una oferta de Kindle Flash que doy por amortizada.