Dice la solapa que el autor creó, él solito, un movimiento literario, eso sí, minúsculo: el «sensorialismo». No voy a mirar la wikipedia para deciros si esto es sensorialista perdido, no tengo ni idea de cuáles eran las características de dicho movimiento, lo que sí sé es que este libro nos cuenta una historia de amor -un tanto desgarrada- con lenguaje poético plagado de imágenes, ahí sí, sensoriales: todo huele a algo, todo tiene luz -o sombra- o se desvanece o se incendia. Bien los cuerpos, bien las ganas, bien las frases, hasta dejarnos a veces con buen sabor de boca pero sin tener ni puñetera idea de dónde estamos. Que lo raro también puede ser bonito, vamos.
Recomendación: a gustosos de prosa -muy- lírica contando relación amorosa.
NOTA DE PRÉSTAMO: Gracias a Periférica, me ha gustado.
Foto de encabezamiento: http://jeanlegrandpoeteetcrivain.blogspot.com.es/