Quieto todo el mundo. Ahora vengo yo a hablar de esta «biblia» del cómic. No sé si los tiempos cambian, pero esto tiene que ser una obra monumental: por su volumen, por los temas, subtemas, recursos estilísticos… No le faltan siquiera el momento «metacómic» o la reflexión sobre el género de superhéroes. Pero hay mucho más, hay una gran mancha de escepticismo sobre el género humano, la sombra de todas las barbaridades de las que somos capaces planeando por todo el libro, y la risa amarga del clown mientras mira a su alrededor sonando de fondo. Los flashbacks, los textos falsos, el -tremendo- trabajo gráfico. Muy anclado al contexto de la guerra fría y a la amenaza de la guerra nuclear pero con moralejas y mensajes, a mi modo de ver, atemporales. Pedazo de libro.

Recomendación: a gustosos de novela gráfica de 20 tenedores.

NOTA DE PRÉSTAMO: Este era el último libro que me quedaba por leer del alijo adquirido en la Strand de Nueva York. Lo toco, lo miro, lo mimo.