Llegué hasta aquí con un tremendo acto de fe, como el de Indi para alcanzar el grial, cuando mi librero de cabecera me sugirió su lectura. Mi cara al escuchar la propuesta era un soneto de Garcilaso, carpe diem y rubia incluidos. Tuve que verificar que Dani no estaba de coña: ¿yo leyendo sobre Julio Iglesias? ¿él recomendándomelo?… El mundo se abría bajo mis pies y sin embargo aquí y ahora debo reconocer que me lo he pasado de escándalo, no tanto porque la vida del madrileño resulte admirable (poco o nada en mi opinión), sino por la forma en que está descrita y relatada (y porque repasar sus días es pasearse por la historia de la fauna peninsular y planetaria). Aquí el puntazo es de Peyró, quien con capítulos breves, anecdotario inacabable, léxico jugoso y quintales de sorna y cachondeo hace que te tires por el suelo con las andanzas del facha womanizer y su troupe a lo largo y ancho del globo. Mención especial del jurado -por las carcajadas que genera- para el capítulo del dueto con Willie Nelson. Tenía razón el librero, claro.

Recomendación: a quienes quieran pasar un buen rato leyendo biografía cañí de quien fue banda sonora -involuntaria- de nuestra infancia y maestro de ceremonias de la actualidad de mitad del s XX. Perfecto para desengrasar de otras lecturas intensitas.

Foto cabecera: Julio Iglesias actuando en TVE (1972)

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